La menopausia en la mujer se produce con el cese de la capacidad reproductiva. Esta etapa suele producirse en torno a los 51 años de edad, aunque en algunas mujeres puede adelantarse por una menopausia precoz de forma natural o por la extirpación quirúrgica de los ovarios. Las consecuencias de la menopausia más comunes suelen ser sofocos, pérdida de la calidad de sueño, alteración de la función cognitiva manifestándose como pequeños despistes, olvidos, etc, ansiedad o depresión, y ganancia de peso, por lo que perder peso en menopausia suele ser una de las mayores preocupaciones de la mujer en esta etapa de la vida.
La bajada de estrógenos durante la menopausia además provoca una modificación en la redistribución corporal de la grasa, pasando de zonas típicamente femeninas a zonas típicamente masculinas. Por este motivo, la principal queja estética de las mujeres en menopausia es la acumulación de grasa en la zona abdominal, el llamado “flotador”.
Adelgazar en el momento de la perimenopausia o en la menopausia temprana se hace además más complicado que en cualquier otra etapa de la vida, debido entre otros muchos factores a las alteraciones en el metabolismo de los lípidos, y las quejas habituales suelen ser la subida o el estancamiento del peso, aún cuando se reduce la ingesta calórica.
La grasa abdominal, que suele ser la suma de la grasa visceral más la grasa subdérmica, además de un problema estético puede suponer un problema de salud en el futuro, por lo controlarla y reducirla con programas dietéticos específicos de la menopausia.
Es necesario llevar un control no sólo de la pérdida de peso, sino de la pérdida de masa grasa, y acompañar al programa dietético con otros hábitos de vida saludables como son la actividad física, reducir el consumo de alcohol y evitar el tabaco.