La Medicina Estética es una ciencia en continua evolución, pero aunque se incorporan continuamente nuevos productos y tratamientos, los clásicos – neuromoduador, ácido hialurónico, hilos tensores, mesoterapias faciales– siempre continúan.
En la actualidad su objetivo primordial es prevenir el envejecimiento, y la tendencia es acudir a consulta cada vez antes. Si lo normal hace años era someterse a un tratamiento médico-estético a partir de los 50 años, en la actualidad cada vez es más frecuente encontrar pacientes que rozan la barrera de los 25-30 años. El proceso de envejecimiento natural es bien conocido por los buenos profesionales y combatirlo a edades tempranas trae consigo muchas ventajas.
Las nuevas tendencias apuntan a lo natural, a la mejora discreta sin cambio aparente. A ese “que te has hecho, que estas más guapa”.
¿Qué se debe de evitar en los tratamientos de medicina estética para no llegar a caer en lo artificial?:
Neuromoduladores en exceso
El neuromoduladores es el tratamiento estrella del rejuvenecimiento facial. Su efecto se aprecia gradualmente , alcanzando su efecto deseado a los 10-15 días aproximadamente con un alisado de arrugas en la zona de la frente, entrecejo y patas de gallo. El resultado es una mirada más rejuvenecida y una mejora en general del aspecto de la persona. En los neuromoduladores encontramos gran aliado contra el envejecimiento.
Sin embargo, cuando se emplea en exceso deja sin expresividad al rostro. Es importante que el médico sepa emplear la dosis adecuada para encontrar el perfecto equilibrio para estar mejor sin dejar inexpresividad en el rostro.
Poner volúmenes allí donde nunca ha habido
Es cierto que unos labios o los pómulos son una parte muy importante del rostro, y que a medida que pasan los años ciertas zonas faciales van perdiendo volumen.
Pero cuando labios o pómulos se rellenan en exceso delatan el tratamiento y dejan de verse naturales.
Es muy importante emplear una cantidad adecuada de ácido hialurónico o hidroxiapatita cálcica para recuperar volúmenes o conseguir una deseada armonía facial.
Intentar aparentar diez años menos
Como dice el Dr. Ricardo Ruiz, “el envejecimiento es una batalla que tenemos perdida desde que nacemos”. Y esto es muy importante tenerlo bien asumido, pero el envejecimiento se puede contrarrestar. Podemos engañar al tiempo con pequeños “trucos” que nos ofrece la medicina estética. Esos pequeños trucos pueden ayudar a retroceder ciertos efectos del envejecimiento, y dentro de nuestra edad estar lo mejor posible.
Perseguir rasgos faciales de otra persona.
En muchas ocasiones nos encantan los labios de tal celebrity, o los pómulos de tal otra. Y se nos antojan.
Cada persona tiene anatomía diferente, unos rasgos faciales diferentes. Es muy posible que esos labios o pómulos que tanto deseamos desentonen dentro de nuestra anatomía. Un buen profesional es la clave de cualquier tratamiento. Se debe desconfiar de aquel que dice poder hacer todo lo que uno desea, y dirá NO a los pedidos incompatibles con la armonía facial.
No todos los tratamientos se pueden hacer en todos los pacientes. El estudio individualizado de cada caso es la clave del éxito.
Cuidarse sólo una zona de la cara.
El envejecimiento facial afecta no sólo a la piel, también a la grasa de los compartimentos de la cara (dismuniyen, cambian de posición, …). Los ligamentos musculares pierden su fuerza, los músculos se debilitan, perdemos hueso, cambiando el contorno del óvalo facial, por ejemplo.
Cuando el efecto del envejecimiento es evidente tanto en el tercio superior como en el inferior, el tratamiento parcial, es decir, poner por ejemplo neuromodulador sólo en la zona frontal y olvidarse de las arrugas en los surcos nasogenianos, o al contrario, usar tratamientos con hidroxiapatita cálcica para combatir la flaccidez mejillas y dejar las arrugas en la frente, es quedarse a medias.
Olvidarse de la piel
Las manchas faciales en muchas ocasiones dan un aspecto más envejecido que ciertas arrugas. Se pueden emplear tratamientos para eliminar manchas faciales como el peeling con formulación individualizada para cada caso, resurfacing, etc, que provocan una renovación forzada de la piel. Tras estos tratamientos nace una piel nueva, luminosa, más uniforme en el tono y con menos arrugas finas.
En las pieles apagadas se debe potenciar la luminosidad y revitalización con peelings superficales, mesoterapia con vitaminas o de ácido hilurónico, ya que una piel clara, uniforme en el tono y llena de luminosidad proporciona siempre un aspecto joven y saludable.
La naturalidad en cualquier tipo de tratamiento de medicina estética debe ser una máxima que se debe de perseguir. No debemos nunca de olvidar que el objetivo es corregir y mejorar pero nunca cambiar.