El estrés diario, el cansancio acumulado, la falta de sueño y de tiempo para los cuidados faciales, pasan factura en la piel de tu cara tarde o temprano.
Cada vez son más las personas que se someten a un tratamiento de drenaje linfático facial y se benefician de sus efectos.
El drenaje linfático facial se trata de una técnica de masaje manual con movimientos muy suaves, lentos y rítmicos dirigidos en dirección a la linfa para eliminar las toxinas que se acumulan en los tejidos por vía natural.
Esta técnica se emplea en postcirugías teniendo un postoperatorio mejor y con una recuperación más rápida.
Su empleo en el campo de la estética tiene un efecto rejuvenecedor sorprendente. La piel empieza a mejorar desde la primera sesión proporcionando un aspecto de piel fresca, renovada, tersa y con un tono más uniforme, por ello puede ser muy práctico de cara a un evento.
Entre sus beneficios, también encontramos su efecto relajante, reduciendo el estrés y la ansiedad.
Las sesiones de drenaje linfático facial suelen durar aproximadamente 45 min. La frecuencia variara según la paciente y los resultados que queremos conseguir.
Este tipo de masajes debe ser realizado por un profesional sanitario cualificado, ya que una mala movilización de las toxinas puede generar un problema de salud al obstruir los ganglios.
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Por Ana Carrasco Becerra
Especialista en Fisioestética